SI LOS PROCESOS DE NEGOCIO CARECEN DE FLUIDEZ, LA EMPRESA TERMINARÁ POR COLAPSAR

Así de contundente es la realidad. Podemos achacar a múltiples factores el fracaso de un negocio consolidado, pero en muchas ocasiones la raíz del problema no es otro que la incapacidad del equipo humano para ORDENAR ADECUADAMENTE SUS ACTIVIDADES o para AFRONTAR Y SOLUCIONAR CON ACIERTO SUS DEBILIDADES (las amenazas solo son tales cuando se es débil). En estos casos, los PROCESOS DE NEGOCIO NO FUNCIONAN CON FLUIDEZ, y la empresa avanza de forma errática, multiplicando sus cargas y su riesgo de colapso. La actitud de las personas es decisiva para vigilar la fluidez de los procesos y para solucionar cualquier factor que lo deteriore.


“Cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar”

Sun Tzu


UN RESUMEN…

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Una PERSPECTIVA DE SISTEMA (insuficientemente cultivada, por desgracia) siempre resulta imprescindible para poder llegar a tener una valoración global de la realidad empresarial: diferentes ELEMENTOS implicados (como pueden ser los órganos en el cuerpo humano o los departamentos en las empresas) crean FLUJOS (por ejemplo, el sistema circulatorio de la sangre o el sistema de información, respectivamente) de RELACIONES CAUSA-EFECTO entretejidas que deben ser conocidos y gestionados adecuadamente.

La FLUIDEZ es un rasgo característico en la naturaleza de esos flujos, esencial para la ESTABILIDAD Y PERMANENCIA DEL SISTEMA en sí mismo. Como podemos imaginar, son vitales en los dos ejemplos anteriormente expuestos, y la inexistencia de un flujo rítmico y armonioso suele ser la antesala del colapso, tanto del cuerpo humano como de la empresa.

¿Estamos atentos y cuidamos la fluidez con la que deben desenvolverse nuestros negocios? ¿O por el contrario tendemos a obviar este aspecto esencial y ponemos en riesgo, con ello, nuestras empresas? Mi experiencia apunta a que debemos mejorar claramente y posicionarnos mucho mejor.



…Y UNAS REFLEXIONES.

El SENTIDO COMÚN nos dice que una tubería que no deja pasar bien el líquido que transporta debe ser desatascada. Y creo que cualquiera de nosotros quedaría indignado si viéramos a un fontanero instalar una tubería en paralelo para evitar un atasco, cuando lo lógico es eliminar el problema. ¿Actuamos igualmente en la empresa?

Las empresas saneadas tienen el buen HÁBITO DE MANTENER SANEADO SU ORGANISMO. AFRONTAN Y SOLUCIONAN LOS PROBLEMAS EN LUGAR DE ELUDIRLOS O PUENTEARLOS. Es una cuestión de ACTITUD, simplemente. Pero no de actitud del organismo abstracto empresa, sino de actitud de su personal y, sobre todo, de sus dirigentes. Actuar afrontando los problemas, resolviéndolos de raíz, precisa de una actitud valiente y decidida; honesta y responsable; analítica y ejecutiva; y siempre colaborativa. También es necesario que se dejen a un lado los orgullos personales, que se obvie el estatus adquirido o concedido, y que se escuche a todo el personal, especialmente si están en contacto directo con los procesos cuestionados.

Cuando no se tiene la actitud adecuada SE PUENTEAN LOS PROBLEMAS Y PROLIFERAN LOS REMIENDOS EN LUGAR DE LAS SOLUCIONES: importa más disimular que arreglar. De la misma forma que una actitud sana crea una dinámica enriquecedora, una actitud insana crea una DINÁMICA DESTRUCTIVA que deteriora el tejido empresarial. En estos casos, los procesos se vuelven más largos y complejos, los equipos se cubren con más personal, se crean actividades que no añaden valor, con el único fin de controlar y enderezar (reaccionar en lugar de prevenir). No se escucha ni se intenta entender por lo que la coordinación se deteriora y la mejora de cualquier aspecto se convierte en una quimera. Los costes (personal y no calidad) se incrementan, al igual que el tiempo de proceso, los inventarios y el plazo de entrega de bienes y servicios. Los clientes dudan, y se convierten en esporádicos, si es que alguna vez estuvieron fidelizados, por lo que los ingresos se resienten. En ocasiones, se intenta paliar esta situación recurriendo a reducciones de precio, o a acciones promocionales y de marketing, que no mejoran la competitividad perdida y que raramente consiguen otro objetivo más que disminuir los márgenes. LA RENTABILIDAD SE DETERIORA hasta convertirse en negativa, el pesimismo crece junto con el nerviosismo del personal y con acciones unilaterales. Una espiral de decisiones erróneas, y sus consiguientes consecuencias negativas, se suceden en una DINÁMICA QUE DIFÍCILMENTE SE PUEDE ENDEREZAR.

Una de las labores que más importancia se debería dar en la empresa es, precisamente, MANTENER VIGOROSA, EN TODO MOMENTO, ESA FLUIDEZ. El éxito en este propósito solo se consigue con el ESFUERZO CONSTANTE Y LA COLABORACIÓN DE TODOS, ya que es sumamente fácil despistarse y empezar a caer. Muchas empresas que fueron alabadas en su día por sus buenos hábitos de gestión hoy han desaparecido o han sido absorbidas. Y ocurrió porque dejaron a un lado una actitud sana y permitieron, de una u otra forma, que la fluidez de los procesos de su negocio se deteriorara. Hay miles de ejemplos: aprendamos de la dura experiencia de los que nos precedieron.

Emilio Muñoz
Soluciones reales de gestión para la empresa

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