REINGENIERÍA DE PROCESOS: UN EJEMPLO DEL RIESGO DE CONVERTIR EN MODA UNA HERRAMIENTA DE GESTIÓN VALIOSA

La REINGENIERÍA DE PROCESOS DE NEGOCIO (BPR) es un caso paradigmático de la forma en que actuamos a veces: lanzar una herramienta de gestión (novedosa o simplemente renovada), convertirla en una MODA (con el riesgo de desvirtuarla), usarla con poco juicio y, por último, despreciarla cuando ya no sirve para darse bombo. Hagamos un alto en el camino para analizar cómo llegamos a deformar e inutilizar herramientas que tienen un valor evidente en su origen por el simple hecho de convertirlas en moda de gestión. Es decir, en mero objeto de adorno.

“La moda se pasa de moda.
El estilo, jamás”

Gabrielle “Coco” Chanel (1883 – 1971)


UN RESUMEN
Tenemos una TENDENCIA IRREPRIMIBLE A CREAR MODAS y a erigir ídolos; a ser seguidores y a sentirnos únicos por el mero hecho de seguir la última moda. Este es uno de los factores a mejorar en nuestra cultura occidental. Paradójicamente, en lo referente a las modas de gestión, en la mayoría de los casos no suelen conllevar ninguna novedad: normalmente se trata de herramientas preexistentes a las que se le da un nombre llamativo y, como mucho, se reformula su contenido con alguna aportación novedosa. Por desgracia, convirtiéndola en moda, la desvirtuamos, la utilizamos erróneamente y CAUSAMOS UN DAÑO palpable a personas y organizaciones confiadas.

Debemos ser más prudentes con las modas y ACTUAR CON SABIO CRITERIO ante ellas para, precisamente, no invalidar lo que muchas veces son acertados planteamientos (por mucho que puedan ser reediciones más o menos mejoradas). Nuestra profesionalidad nos exige, además, no caer en la trampa de los oportunismos.

Un ejemplo de todo ello fue lo que se denominó en su día “REINGENIERÍA DE PROCESOS”, una disciplina que ha sobrevivido para bien nuestro a pesar de la mala prensa que llegó a tener tras su boom inicial, debido a eso: su mal uso por parte de algunos.

PARA PROFUNDIZAR EN EL TEMA…

Porque la reingeniería (de procesos) fue UNA DE ESAS MODAS QUE ARRASÓ hace unas décadas. Estaba en boca de todos. Todo el mundo se subía al carro y todo el mundo hablaba de ello. Es más, no saber en qué consistía y no haber hecho algún proceso de reingeniería, por muy parcial que fuera, era un signo evidente de estar perdiendo el tren del progreso. Pero la reingeniería era, como en tantas ocasiones, algo que siempre había existido y existirá, algo a lo que se dio un flamante nombre y, por supuesto, se puso al día.

Estoy convencido de que LA REINGENIERÍA SE APLICÓ CON INTELIGENCIA Y BUEN CRITERIO EN MUCHAS OCASIONES, pero lo cierto es que el afán de aprovecharse de la moda atrajo a oportunistas que la aplicaron sin conocimiento, sin criterio y con la única finalidad de hacer caja, aún a costa de llevarse por delante una gran cantidad de puestos de trabajo (no siempre improductivos) e, incluso, de llevar a la quiebra a empresas (por la “descapitalización” a nivel humano que provocaron).

El problema de la reingeniería de procesos fue que, como ocurre con todo lo que se convierte en moda de consumo efímero, SE DESVIRTUÓ SU CONTENIDO HASTA CONVERTIRLO EN UNA FÓRMULA DE ADELGAZAMIENTO SIN MÁS. Fórmula que, llevada al extremo (y practicada sin criterio), arrasó con la grasa de la organización ¡y con buena parte de su músculo! Hasta tal punto llegó el desprestigio de esta herramienta que durante muchos años se silenció o disimuló este término.

LA REINGENIERÍA SIGUE EXISTIENDO Y EXISTIRÁ SIEMPRE. Cualquier ser humano u organización que cuestiona su actuación y reforma sus procedimientos está haciendo “reingeniería de procesos”. Cualquier organización que se sumerja en un PROCESO DE MEJORA de la calidad se ve abocada a plantearse si es posible OPTIMIZAR SUS PROCESOS Y A REDISEÑARLOS PARA MEJORAR SU EFICIENCIA Y PRODUCTIVIDAD. Todo ello llevado a cabo con sano propósito, acertado criterio y constructiva ejecución.

Actualmente se imparte FORMACIÓN EN “REINGENIERÍA DE PROCESOS” y, por supuesto, se hace con unos ESTÁNDARES DE CALIDAD INCUESTIONABLES. Ya pasó la moda... pero quedó el “buen hacer”.

Emilio Muñoz
Soluciones de gestión para la empresa y los emprendedores

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